domingo, 22 de abril de 2012
miércoles, 18 de abril de 2012
Carta de un elefante.
Tras leer el periodico "El País" encontre dentro de un artículo esta carta escrita por Juan Arias el 18 de abril de 2012.
Carta de un elefante al Rey de España
CARTA DEL ELEFANTE
Señor Rey de España:
Soy un elefante de Botsuana, el país africano en el que me dicen que su Majestad ha estado recientemente para descansar de sus fatigas, cazándonos en un safari. Los elefantes somos mansos, aunque fieros cuando nos atacan. También nuestros dioses, los de la sabana, son dioses buenos, no vengativos, aunque sí celosos de sus habitantes.
Quizás por ello, han querido preservar su vida, importante para su país, aunque han querido advertirle con su caída y sus fracturas en el campamento desde donde salía para cazarnos, que sería mejor ya para su Majestad que ha vivido ya más de lo que vivimos uno de nosotros, dedicase su tiempo a otras cosas, en vez de venir a matarnos.
Por ejemplo a seguir a esa España que se está desmoronando económicamente, a ese 52% de jóvenes que sufren el aguijón del paro después de tantos años de estudios, o simplemente a disfrutar de ver a los animales correr y divertirse en su habitad natural, pero sin escopetas, con las manos vacías o llenas de flores.
Nosotros sabemos que no ha hecho nada ilegal viniendo y pagando muchos miles de euros para matar a uno de los nuestros. Se lo permiten las leyes de mi país. Para muchos, matar gratuitamente animales es como lo era antiguamente cazar a lazo a los negros o indios para esclavizarlos.
¿Pero basta que algo sea legal para realizarlo? Existen también las leyes del corazón, no escritas, las de los sentimientos humanos, que dicen por cierto que son superiores a los nuestros y existen ciertos ejemplos que un Rey debe ofrecer de su vida incluso privada.
Su Majestad, desde su primer discurso como Rey, afirmó que quería serlo de todos los españoles. Yo sé que en España hay aún mucha gente que no se importa de ver sufrir o morir a los animales y que hasta se divierte observándolo. Pero existen también millones, sobretodo de jóvenes, que aman a los animales, que quieren protegerles y conviven con ellos. A esos millones de españoles, no creo que les guste especialmente la imagen de su Rey llegando a esta África, que es nuestro territorio, escopeta al hombro, para distraerse disparándonos sin que podamos defendernos.
Nos han dicho, Majestad, que posee una de las mejores colecciones de escopetas de caza que existen. ¿Podemos hacerle una sugerencia? Haga de ellas un museo y anuncie a los españoles, que su Rey ya no va a matar a ningún animal y que los años que aún le queden de existencia- que le deseamos sean aún muchos más de los que nosotros vivimos, los va a dedicar a distraerse a favor de la vida y no de la muerte.
Sabemos que nosotros, los elefantes, como el resto de los animales, no tenemos derechos. Nacemos para ser cazados y muertos. Pero queremos recordarle que nosotros no hacemos mal a nadie. Somos sensibles y humildes y hasta nos parecemos a ustedes los Homo Sapiens. Dicen los zoólogos que somos de los pocos animales que respetamos a nuestros difuntos y de los pocos que saben reconocerse, como los humanos, en un espejo.
Es verdad que quizás para ustedes los humanos los elefantes seamos inútiles, no somos indispensables para nada, pero, no por ello deben tener el derecho de matarnos. También las monarquías hoy- y lo digo con todo el respeto- aparecen inútiles para muchos y no por eso se hace la caza a los reyes y reinas.
Y hablando de reinas, nos gustaría saber qué piensa su discreta y querida reina Sofía de su amor por la caza de elefantes. Ella como mujer y como madre, debe saber que en nuestra organización en la sabana, vivimos un reino matriarcal. Ellas, las elefantas, organizan y dirigen nuestra comunidad. Son madres amorosas, dan de mamar a sus hijos durante tres y hasta cinco años y sufren como ustedes los humanos cuando se los matan por capricho.
Por último nos gustaría que sus nietos y biznietos, Majestades, un día consiguieran divertirse sin necesidad de venir a África a cazarnos y arrancar nuestros colmillos de marfil para adornar los palacios reales con sus trofeos de muerte.
Quizás, ni queriendo podrán ya hacerlo porque quedamos sólo 30.000 elefantes en todo el mundo y al ritmo con el que nos matan, sus nietos ya no tendrán como hacerlo, porque habremos sido extintos. Tendrán que conformarse con cazar cucarachas que al parecer tienen un millón de años y resisten hasta a las radiaciones atómicas. Nosotros, no. Somos más grandes, pero más frágiles. Quizás por ello nos amen tanto los niños a los que les gusta divertirse con nosotros. Vivos, no muertos.
Sólo desearle, Majestad, en nombre de nuestros dioses, que se recupere pronto del susto que le hemos dado, que no era para matarle, sino para hacerle pensar que sería mejor para su Majestad, que a la hora de dejar este Planeta, los elefantes que aún estemos vivos, podamos llorar por usted en vez de alegrarnos por haber perdido a un verdugo.
Los vientos de la selva son misteriosos, Majestad. ¿ Por qué no nos regala sus escopetas en vida?
Con respeto y en nombre de todos los elefantes de Botsuana.
lunes, 16 de abril de 2012
Descripciones.
DESCRIPCIÓN DE UN COMPAÑERO.
Su cara es pálida y redonda. La decora en lo alto con una larga cabellera castaña y lisa, pocas veces recogida con cualquier artilugio. Los ojos marrones y expresivos, delatan continuamente su gran vitalidad, que al remarcarlos con un leve maquillaje, se vuelven sutilmente almendrados. De su cara no destaca la pequeña y graciosa nariz, llamando la atención esos finos labios, que al sonreír descubren unos cuidados y blancos dientes.
Siendo de una altura media, al llevar casi siempre tacones, se la reconoce por el continuo repiqueteo que producen sus ligeros pasos al andar. Es cuidadosa con su aspecto, incluso un poco coqueta, procurando ir siempre a la moda. Es la clásica persona con la que se puede contar, alegre, detallista y creativa. Cuida de las personas que quiere, paciente y dispuesta. Es decir, toda una amiga.
DESCRIPCIÓN DEL LUGAR MÁS MARAVILLOSO.
Torquay es un pueblecito del sur de Inglaterra. Pueblo costero, de gente amable y tranquila donde se respira paz. Se le conoce por ser donde nació la famosa escritora Británica Aghata Chritie. Es un lugar de los que se cree que solo se ven en las películas. Sus casas se asemejan a las de las películas de dibujos animados, Blancanieves o Peter Pan. El paisaje esta marcado por una variedad de colores ocres y sobre todo verdes. Las playas, desde las cuales se ven las poblaciones cercanas, son de arena oscura y gruesa. Los centros escolares se caracterizan por tener grandes espacios abiertos, pocas alturas y alumnos perfectamente uniformados (tal cual se ven en las películas.) Su gente es agradable, de tez pálida como la nieve y típico acento inglés. El clima es húmedo, típico de la costa atlántica, donde siempre se amanece con niebla.
AUTORETRATO.
Soy estudiante de 3º de Magisterio de Primaria, lo que conlleva que me gustan los niños. Siendo morena con ojos marrones. Con cara finamente alargada y estatura alta.
Persona de cáracter alegre y dinámico. Normalmente extrovertida y nerviosa .Observadora de todo pequeño detalle que se cruza en mi camino, aunque como no me llame mucho la atención puedo parecer la persona más despistada del mundo, ya que enseguida desconecto .Constante en el trabajo con lo que poco a poco mejoro. Considero que los cambios son buenos y me adapto a ellos fácilmente. Me gusta pensar que todo aquello que no es posible, en algún momento puede serlo.
Su cara es pálida y redonda. La decora en lo alto con una larga cabellera castaña y lisa, pocas veces recogida con cualquier artilugio. Los ojos marrones y expresivos, delatan continuamente su gran vitalidad, que al remarcarlos con un leve maquillaje, se vuelven sutilmente almendrados. De su cara no destaca la pequeña y graciosa nariz, llamando la atención esos finos labios, que al sonreír descubren unos cuidados y blancos dientes.
Siendo de una altura media, al llevar casi siempre tacones, se la reconoce por el continuo repiqueteo que producen sus ligeros pasos al andar. Es cuidadosa con su aspecto, incluso un poco coqueta, procurando ir siempre a la moda. Es la clásica persona con la que se puede contar, alegre, detallista y creativa. Cuida de las personas que quiere, paciente y dispuesta. Es decir, toda una amiga.
DESCRIPCIÓN DEL LUGAR MÁS MARAVILLOSO.
Torquay es un pueblecito del sur de Inglaterra. Pueblo costero, de gente amable y tranquila donde se respira paz. Se le conoce por ser donde nació la famosa escritora Británica Aghata Chritie. Es un lugar de los que se cree que solo se ven en las películas. Sus casas se asemejan a las de las películas de dibujos animados, Blancanieves o Peter Pan. El paisaje esta marcado por una variedad de colores ocres y sobre todo verdes. Las playas, desde las cuales se ven las poblaciones cercanas, son de arena oscura y gruesa. Los centros escolares se caracterizan por tener grandes espacios abiertos, pocas alturas y alumnos perfectamente uniformados (tal cual se ven en las películas.) Su gente es agradable, de tez pálida como la nieve y típico acento inglés. El clima es húmedo, típico de la costa atlántica, donde siempre se amanece con niebla.
AUTORETRATO.
Soy estudiante de 3º de Magisterio de Primaria, lo que conlleva que me gustan los niños. Siendo morena con ojos marrones. Con cara finamente alargada y estatura alta.
Persona de cáracter alegre y dinámico. Normalmente extrovertida y nerviosa .Observadora de todo pequeño detalle que se cruza en mi camino, aunque como no me llame mucho la atención puedo parecer la persona más despistada del mundo, ya que enseguida desconecto .Constante en el trabajo con lo que poco a poco mejoro. Considero que los cambios son buenos y me adapto a ellos fácilmente. Me gusta pensar que todo aquello que no es posible, en algún momento puede serlo.
domingo, 8 de abril de 2012
La vida.
Decía John Lennon que la vida es lo que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes y tenía razón, planeas tu matrimonio, la casa donde vivirás, el colegio al que irán tus hijos, planeas hasta el color que tendrá el puto sofá... pero los planes son sólo un dibujo en una servilleta de papel y por mucho que te empeñes, al final tus planes le importan una mierda al resto del mundo. Y puedes ponerle cabeza, corazón o un taco de servilletas emborronadas con sueños, que la vida tiene otros planes para tí.
EL PINTALABIOS DE LA PROFESORA.
Érase una vez, un niño muy avispado, Lucas, que siempre estaba pendiente de todos los detalles de lo que sucedía a su alrededor.
Tan atento estaba a todo, que tenía los ojos abiertos como platos, y nunca cerraba las pestañas…
Lucas iba al colegio como todos los niños de su edad, y allí no tenía muy buena fama, ya que siempre le pillaban hablando en clase o distrayendo a sus compañeros…
Un día en clase de matemáticas, Lucas se dio cuenta de que la señorita Montse, así se llamaba la profesora, entre ejercicio y ejercicio se pintaba los labios y se miraba al espejo de su bolso.
Esto le extrañó a Lucas mucho, ya que su profe de matemáticas nunca llevaba los labios pintados y decidió investigar que estaba pasando…
Al día siguiente, la señorita Montse volvió a utilizar el pintalabios, pero cuando todos salieron al recreo, Lucas se quedó escondido debajo de una mesa hasta que estuvo solo.
Entonces, fue hacia el bolso de su profesora, la señorita Montse, y examinó el pintalabios… cuando se dio cuenta de lo que era se llevó una gran sorpresa… el pintalabios era un micrófono secreto con el que se comunicaba con el profesor de la clase de al lado que podía ver a Lucas por una ventana desde la otra clase…
De esta manera, entre los dos profesores conseguían siempre pillar a Lucas hablando o sin prestar atención en clase.
Lucas no le contó nunca a nadie lo que sabía, pero a partir de entonces se empezó a portar bien, y los profesores empezaron fijarse en otro niño que no prestaba atención en clase.
Lucas se convirtió en el mejor estudiante del colegio, y los profesores le felicitaban todos los días.
Tan atento estaba a todo, que tenía los ojos abiertos como platos, y nunca cerraba las pestañas…
Lucas iba al colegio como todos los niños de su edad, y allí no tenía muy buena fama, ya que siempre le pillaban hablando en clase o distrayendo a sus compañeros…
Un día en clase de matemáticas, Lucas se dio cuenta de que la señorita Montse, así se llamaba la profesora, entre ejercicio y ejercicio se pintaba los labios y se miraba al espejo de su bolso.
Esto le extrañó a Lucas mucho, ya que su profe de matemáticas nunca llevaba los labios pintados y decidió investigar que estaba pasando…
Al día siguiente, la señorita Montse volvió a utilizar el pintalabios, pero cuando todos salieron al recreo, Lucas se quedó escondido debajo de una mesa hasta que estuvo solo.
Entonces, fue hacia el bolso de su profesora, la señorita Montse, y examinó el pintalabios… cuando se dio cuenta de lo que era se llevó una gran sorpresa… el pintalabios era un micrófono secreto con el que se comunicaba con el profesor de la clase de al lado que podía ver a Lucas por una ventana desde la otra clase…
De esta manera, entre los dos profesores conseguían siempre pillar a Lucas hablando o sin prestar atención en clase.
Lucas no le contó nunca a nadie lo que sabía, pero a partir de entonces se empezó a portar bien, y los profesores empezaron fijarse en otro niño que no prestaba atención en clase.
Lucas se convirtió en el mejor estudiante del colegio, y los profesores le felicitaban todos los días.
Antonio Mingote.
Antonio Mingote dejó su huella en la localidad valenciana de Gandía, donde apenas pasó una semana en 1959 pero dejó muestras visibles de una maestría que ABC recupera hoy para sus lectores con unas imágenes inéditas del genio, fallecido el pasado martes en Madrid.
El paso de Mingote por tierras valencianas quedó plasmado en unas fotografías hasta ahora nunca publicadas que permanecían guardadas como un recuerdo especial desde hace 53 años.
Transcurría octubre de 1959 y, a causa de unos motivos personales, el dibujante, que contaba 40 años de edad en ese momento, tuvo que visitar la localidad valenciana durante una estancia que se prolongó aproximadamente doce días. Aunque todavía no era lo reconocido que sería más adelante por su trabajo, resultaba imposible que su periplo gandiense pasara desapercibido.
Allí conoció al escritor valenciano y finalista del Premio Azorín José Miguel Borja, que por aquel entonces acababa de abrir una óptica enfrente de la casa en la que residía temporalmente Mingote —de quien seguía su trabajo según narra a este periódico— y con el que surgió una amistad especial. «Nos presentó un familiar suyo con el que yo tenía relación y rápidamente congeniamos. Se trataba de un hombre muy extrovertido, muy simpático», recuerda Borja.
Pasar varios días al lado de un personaje de la talla humana y profesional de Mingote no podía ser algo corriente. Era un gran amante de la fotografía, así que, como relata Borja, se le ocurrió coger una modelo antigua de cartón a tamaño real de la compañía Kodak, subir a una terraza y comenzar a hacer fotos en situaciones divertidas, con dibujos suyos en la pared incluidos.
«Él era mucho más inquieto que yo y durante el tiempo que estuvo aquí siempre quería hacer alguna actividad diferente», explica Borja.
Pero los trazos de Mingote llegaron a varios rincones más. Según cuenta el escritor valenciano, pintó en muchos sitios de su casa, incluso en el taller de la óptica, de donde todavía conservan los azulejos en una caja que guardaron cuando se realizó la reforma hace unos veinte años. «Dejó su huella por todas partes: en paredes, en una botella, en una lámina de dibujo… dibujar siempre le salía de forma natural», comenta Borja.
Aquí es donde nacería otra de las relaciones que el dibujante dejaría en la localidad. El escultor y pintor valenciano Nassio Bayarri se encargaba de realizar en aquellos tiempos toda la fachada de la óptica de José Miguel Borja. En uno de sus viajes durante la obra, también conoció a Mingote, a quien estuvo enseñando sus bocetos. Éste no sería el único encuentro que le marcó. Uno de los días fueron a visitar a Albaida al reconocido pintor e ilustrador José Segrelles, quien adquirió una gran fama a nivel nacional e internacional por su técnica de la acuarela, y a quien Mingote ilusionó conocer porque se encontraba en plena creación.
Por supuesto, no faltó una visita guiada por los rincones de Gandía, de donde el maestro se llevó una muy buena imagen, aunque, como destaca Borja, Mingote era sobre todo «un hombre de conversar». «La gente que le conoció —recuerda— coincide en que se trataba de una persona muy entrañable, de trato fácil, se hacía enseguida con todo el mundo». Pese a que el escritor valenciano no continuó manteniendo la relación, la «espléndida» semana que pasaron juntos fue como «un paréntesis» que siempre recordará.
¡Cómo cambia el cuento!
Los libros destronan al príncipe valiente y a la princesa virtuosa para narrar historias sociales que defienden la igualdad.
ÁGATHA DE SANTOS | A CORUÑA Hoy, los libros infantiles dibujan historias sobre el alzhéimer, la enfermedad, la pérdida de un ser querido, el sida, el acoso escolar, las relaciones entre hombres y mujeres..., temas que forman parte del entorno vital del niño y que los escritores gallegos abordan sin prejuicios, adecuando el lenguaje a la capacidad de estos primeros lectores, más capacitados para entender las complejas relaciones sociales y los grandes temas de siempre que lo que los adultos creen. Los ilustradores, la otra parte clave en toda historia para niños, también han sustituido a los personajes buenos y malos por otros con defectos, pero también virtudes, los oscuros torreones por luminosas casas o la escuela y ya no hay fauces a la vuelta de la página.
Agustín Fernández Paz sostiene que los cuentos siempre han tratado de los problemas que afectan o pueden preocupar a los niños. Lo que ha cambiado es la realidad de los pequeños y la mirada del escritor. Las historias, aunque tengan el mismo trasfondo, no se cuentan igual. El escritor pone como ejemplos dos de los clásicos de la literatura infantil, Hansel y Gretel y La Cenicienta. "El primero es la historia de unos niños que son abandonados por sus padres en el bosque porque no pueden mantenerles y la segunda, la de una niña que se queda sin familia y tiene que ser acogida. Aunque con un importante componente simbólico, tratan del abandono y de los niños sin hogar, algo que sigue sucediendo hoy", explica el autor de títulos como Valados, una historia sobre las barreras visibles e invisibles, y Lúa do Senegal (emigración).
Es a partir del fin de la II Guerra Mundial, según Fernández Paz, cuando se impone una literatura infantil distinta a la que representan nombres como los hermanos Grimm y Andersen, una literatura que trata de divertir a los niños de la posguerra, pero también de enseñar, de manera fantástica, los problemas del mundo en que vive el niño. "Las circunstancia de la vida van cambiando y también las historias. Hoy no tiene demasiado sentido repetir los temas que están tratados ya en los cuentos tradicionales, aunque haya actualizaciones. La mejor literatura es la que es consciente del mundo en que vive y lo más importante es la mirada, más que la trama", explica Fernández Paz.
Unha chea de familias, de Xosé Antonio Neira Cruz, es un mosaico de los distintos modelos de familia. "Muchas veces, los adultos, por prejuicios o porque creen que el niño no lo va a entender o se va a traumatizar, prefieren no explicarles determinados temas. Pero los niños demuestran tener una gran capacidad para entender cualquier cosa si se les explica", opina el escritor.
En su opinión, los temas de los libros infantiles son los mismos, lo que varía es su planteamiento. "Todo libro tiene una dimensión social. Lo que cambia es la forma de presentarla. Al niño le da más miedo hoy la incertidumbre social, el paro, por ejemplo, que pasear por un bosque de noche. Porque, ¿qué niño pasea hoy solo por un bosque?", comenta.
Tradición oral
Lo que, desafortunadamente, también está cambiando es la tradición oral. Los padres cada vez tienen menos tiempo para sentarse a leer un cuento a los pequeños, un acto que no solo hace que la historia cautive al niño, sino que despierta su amor por los libros. "Hoy se cree que basta con poner un libro delante del niño, pero la relación entre cuento y afecto es muy importante", dice Neira Cruz, autor también de Un bico de amor e vida, la historia de una Sirenita moderna en tiempos del Prestige.
Fina Casalderrey defiende que a los niños se les puede hablar de cualquier tema y que lo difícil es cómo hacerlo. "El problema está más en nuestra capacidad para abordarlo que en su falta de inteligencia. Los niños son más jóvenes, pero no menos inteligentes", opina la autora de Xela volveuse vampira!! y Ola, estúpido monstruo peludo!, dos títulos que abordan el maltrato a las mujeres, dirigidos a niños a partir de siete y de diez años, respectivamente.
La obra de Casalderrey tiene un claro contenido social -Eu son eu (sobre el alzhéimer), A lagoa das nenas mudas (racismo), A pomba e o degolado (acoso escolar)...-, aunque la escritora pontevedresa asegura que su intención no es condicionar al lector ni educar. "Lo principal de la literatura es la belleza de la palabra, aunque siempre tiene denuncia, reivindicación. Pero hoy sin moralina. Lo de las mamás con el mandil y los niños llenos de virtudes ya pasó. Yo intento contar una historia lo más bonita posible y mis valores van a aflorar, pero no trato de condicionar", asegura.
"Las historias ya no son ejemplarizantes y tratan temas de cierta dureza, sí, pero también escribimos solo con el afán de entretener. No creo que uno de los objetivos de la literatura hoy sea llenar espacios didácticos. Para eso está la televisión", afirma Francisco Castro, que traza en Chamádeme Simbad la hermosa historia de la relación entre un nieto y su abuelo, enfermo de alzhéimer, y que critica la falta de atención que en general presta la sociedad a las personas mayores.
Los cuentos son un reflejo de la realidad social. Así lo sostiene An Alfaya, que asegura que algunos cuentos tradicionales son "terroríficos" y tienen una clara intención de perpetuar los clichés sociales establecidos. "Son historias muy morales, para convertir a los niños en ciudadanos sometidos al sistema, un reflejo de aquella sociedad. Hemos ido evolucionando poco a poco en cuestiones como la igualdad de sexos, de razas y de clases sociales, y ahora se trabaja la fantasía pero de otra forma, plasmando el mundo tal y como es y sin recurrir al miedo", sostiene la escritora viguesa. Para la autora de Illa Soidade, una historia sobre el respeto por la diferencia y la indigencia, O caderno azul (sida) y Down, la literatura infantil actual no moraliza, sino que invita a reflexionar. "Mi premisa cuando escribo es que no debo enseñar, sino mostrar el mundo tal y como lo veo. Por eso a veces dejo los finales abiertos", insiste.
Experiencia vital
La poetisa Asun Estévez se estrenó en la narrativa con Bicos de sol, un libro que nació tras una experiencia vital. "Cuando me diagnosticaron cáncer, lo más duro fue cómo contárselo a mi hijo. El libro lo escribí pensando en que podría ser de ayuda a otras personas en esa situación. Al niño hay que contarle las cosas con naturalidad y sin miedo, porque si ve que tú no lo tienes, él tampoco", afirma.
El tema de la enfermedad también lo aborda Silvestre Gómez Xurxo en Todo vai ir ben, donde una adolescente debe enfrentarse al cáncer de su madre. Este escritor reconoce que su trabajo como docente, que ejerció hasta el pasado mes de septiembre, marca su obra literaria. "Me interesa la formación de la persona y acabo escribiendo libros sobre temas como la convivencia escolar (Ti non xogas!) o las expectativas familiares desmedidas sobre los hijos y los problemas que provocan (Déixao medrar). Mis libros son una reflexión educativa", dice.
Lo desconocido siempre asusta y la llegada de un hermano, con los cambios que conlleva, puede resultar una dura experiencia. La incertidumbre ante este acontecimiento lo tratan María Solar y Xosé Luis González Oli en Vou ter un irmán!!! y Un problema grande, respectivamente.
La presentadora de televisión y escritora asegura que Vou ter un irmán!!!, su sexto cuento, surgió tras saber que esperaba su segundo hijo. "Me pareció bonito transmitir esa experiencia desde la mirada del niño que espera un hermano", asegura. María Solar opina, como Alfaya, que la literatura infantil ha sustituido el factor del miedo por el del amor. "Algunos cuentos tradicionales son terribles, con esa angustia de lo que te va a pasar o de lo que te van a hacer", confiesa la escritora.
En opinión de Oli, los libros para niños en la tradición oral tenían una pretensión socializante, de enseñar a los nuevos miembros las normas sociales. Sin embargo, desde finales del siglo pasado y este, la receta moral "no es tan elaborada". "Los cuentos de hoy permiten decidir al lector y ya no presentan cosas malas o buenas, sino que hay matices", argumenta el autor de Artur, una historia que nació en el aula. "Tuvimos una incubadora y me sorprendía el asombro de los niños cuando nacía un polluelo y también el miedo que sentían al verlo tan indefenso. Así surgió esta historia, aunque no intenta enseñar. nada Creo que hoy se peca un poco de querer transmitir valores por encima de la belleza de la literatura", afirma.
ÁGATHA DE SANTOS | A CORUÑA Hoy, los libros infantiles dibujan historias sobre el alzhéimer, la enfermedad, la pérdida de un ser querido, el sida, el acoso escolar, las relaciones entre hombres y mujeres..., temas que forman parte del entorno vital del niño y que los escritores gallegos abordan sin prejuicios, adecuando el lenguaje a la capacidad de estos primeros lectores, más capacitados para entender las complejas relaciones sociales y los grandes temas de siempre que lo que los adultos creen. Los ilustradores, la otra parte clave en toda historia para niños, también han sustituido a los personajes buenos y malos por otros con defectos, pero también virtudes, los oscuros torreones por luminosas casas o la escuela y ya no hay fauces a la vuelta de la página.
Agustín Fernández Paz sostiene que los cuentos siempre han tratado de los problemas que afectan o pueden preocupar a los niños. Lo que ha cambiado es la realidad de los pequeños y la mirada del escritor. Las historias, aunque tengan el mismo trasfondo, no se cuentan igual. El escritor pone como ejemplos dos de los clásicos de la literatura infantil, Hansel y Gretel y La Cenicienta. "El primero es la historia de unos niños que son abandonados por sus padres en el bosque porque no pueden mantenerles y la segunda, la de una niña que se queda sin familia y tiene que ser acogida. Aunque con un importante componente simbólico, tratan del abandono y de los niños sin hogar, algo que sigue sucediendo hoy", explica el autor de títulos como Valados, una historia sobre las barreras visibles e invisibles, y Lúa do Senegal (emigración).
Es a partir del fin de la II Guerra Mundial, según Fernández Paz, cuando se impone una literatura infantil distinta a la que representan nombres como los hermanos Grimm y Andersen, una literatura que trata de divertir a los niños de la posguerra, pero también de enseñar, de manera fantástica, los problemas del mundo en que vive el niño. "Las circunstancia de la vida van cambiando y también las historias. Hoy no tiene demasiado sentido repetir los temas que están tratados ya en los cuentos tradicionales, aunque haya actualizaciones. La mejor literatura es la que es consciente del mundo en que vive y lo más importante es la mirada, más que la trama", explica Fernández Paz.
Unha chea de familias, de Xosé Antonio Neira Cruz, es un mosaico de los distintos modelos de familia. "Muchas veces, los adultos, por prejuicios o porque creen que el niño no lo va a entender o se va a traumatizar, prefieren no explicarles determinados temas. Pero los niños demuestran tener una gran capacidad para entender cualquier cosa si se les explica", opina el escritor.
En su opinión, los temas de los libros infantiles son los mismos, lo que varía es su planteamiento. "Todo libro tiene una dimensión social. Lo que cambia es la forma de presentarla. Al niño le da más miedo hoy la incertidumbre social, el paro, por ejemplo, que pasear por un bosque de noche. Porque, ¿qué niño pasea hoy solo por un bosque?", comenta.
Tradición oral
Lo que, desafortunadamente, también está cambiando es la tradición oral. Los padres cada vez tienen menos tiempo para sentarse a leer un cuento a los pequeños, un acto que no solo hace que la historia cautive al niño, sino que despierta su amor por los libros. "Hoy se cree que basta con poner un libro delante del niño, pero la relación entre cuento y afecto es muy importante", dice Neira Cruz, autor también de Un bico de amor e vida, la historia de una Sirenita moderna en tiempos del Prestige.
Fina Casalderrey defiende que a los niños se les puede hablar de cualquier tema y que lo difícil es cómo hacerlo. "El problema está más en nuestra capacidad para abordarlo que en su falta de inteligencia. Los niños son más jóvenes, pero no menos inteligentes", opina la autora de Xela volveuse vampira!! y Ola, estúpido monstruo peludo!, dos títulos que abordan el maltrato a las mujeres, dirigidos a niños a partir de siete y de diez años, respectivamente.
La obra de Casalderrey tiene un claro contenido social -Eu son eu (sobre el alzhéimer), A lagoa das nenas mudas (racismo), A pomba e o degolado (acoso escolar)...-, aunque la escritora pontevedresa asegura que su intención no es condicionar al lector ni educar. "Lo principal de la literatura es la belleza de la palabra, aunque siempre tiene denuncia, reivindicación. Pero hoy sin moralina. Lo de las mamás con el mandil y los niños llenos de virtudes ya pasó. Yo intento contar una historia lo más bonita posible y mis valores van a aflorar, pero no trato de condicionar", asegura.
"Las historias ya no son ejemplarizantes y tratan temas de cierta dureza, sí, pero también escribimos solo con el afán de entretener. No creo que uno de los objetivos de la literatura hoy sea llenar espacios didácticos. Para eso está la televisión", afirma Francisco Castro, que traza en Chamádeme Simbad la hermosa historia de la relación entre un nieto y su abuelo, enfermo de alzhéimer, y que critica la falta de atención que en general presta la sociedad a las personas mayores.
Los cuentos son un reflejo de la realidad social. Así lo sostiene An Alfaya, que asegura que algunos cuentos tradicionales son "terroríficos" y tienen una clara intención de perpetuar los clichés sociales establecidos. "Son historias muy morales, para convertir a los niños en ciudadanos sometidos al sistema, un reflejo de aquella sociedad. Hemos ido evolucionando poco a poco en cuestiones como la igualdad de sexos, de razas y de clases sociales, y ahora se trabaja la fantasía pero de otra forma, plasmando el mundo tal y como es y sin recurrir al miedo", sostiene la escritora viguesa. Para la autora de Illa Soidade, una historia sobre el respeto por la diferencia y la indigencia, O caderno azul (sida) y Down, la literatura infantil actual no moraliza, sino que invita a reflexionar. "Mi premisa cuando escribo es que no debo enseñar, sino mostrar el mundo tal y como lo veo. Por eso a veces dejo los finales abiertos", insiste.
Experiencia vital
La poetisa Asun Estévez se estrenó en la narrativa con Bicos de sol, un libro que nació tras una experiencia vital. "Cuando me diagnosticaron cáncer, lo más duro fue cómo contárselo a mi hijo. El libro lo escribí pensando en que podría ser de ayuda a otras personas en esa situación. Al niño hay que contarle las cosas con naturalidad y sin miedo, porque si ve que tú no lo tienes, él tampoco", afirma.
El tema de la enfermedad también lo aborda Silvestre Gómez Xurxo en Todo vai ir ben, donde una adolescente debe enfrentarse al cáncer de su madre. Este escritor reconoce que su trabajo como docente, que ejerció hasta el pasado mes de septiembre, marca su obra literaria. "Me interesa la formación de la persona y acabo escribiendo libros sobre temas como la convivencia escolar (Ti non xogas!) o las expectativas familiares desmedidas sobre los hijos y los problemas que provocan (Déixao medrar). Mis libros son una reflexión educativa", dice.
Lo desconocido siempre asusta y la llegada de un hermano, con los cambios que conlleva, puede resultar una dura experiencia. La incertidumbre ante este acontecimiento lo tratan María Solar y Xosé Luis González Oli en Vou ter un irmán!!! y Un problema grande, respectivamente.
La presentadora de televisión y escritora asegura que Vou ter un irmán!!!, su sexto cuento, surgió tras saber que esperaba su segundo hijo. "Me pareció bonito transmitir esa experiencia desde la mirada del niño que espera un hermano", asegura. María Solar opina, como Alfaya, que la literatura infantil ha sustituido el factor del miedo por el del amor. "Algunos cuentos tradicionales son terribles, con esa angustia de lo que te va a pasar o de lo que te van a hacer", confiesa la escritora.
En opinión de Oli, los libros para niños en la tradición oral tenían una pretensión socializante, de enseñar a los nuevos miembros las normas sociales. Sin embargo, desde finales del siglo pasado y este, la receta moral "no es tan elaborada". "Los cuentos de hoy permiten decidir al lector y ya no presentan cosas malas o buenas, sino que hay matices", argumenta el autor de Artur, una historia que nació en el aula. "Tuvimos una incubadora y me sorprendía el asombro de los niños cuando nacía un polluelo y también el miedo que sentían al verlo tan indefenso. Así surgió esta historia, aunque no intenta enseñar. nada Creo que hoy se peca un poco de querer transmitir valores por encima de la belleza de la literatura", afirma.
La literatura infantil de luto: falleció Gustavo Roldán.
El reconocido escritor de literatura infantil, Gustavo Roldán -autor de clásicos como Historia de pajarito remendado y Los cuentos de Pedro Urdemales- falleció el 3 de abril , a los 76 años, en la ciudad de Buenos Aires.
El escritor ingresó hace 20 días al Hospital Alemán, donde falleció tras padecer un cuadro de insuficiencia respiratoria. En la reciente edición de la Feria del Libro Chaqueño y Regional presentó su nuevo libro Cuentos que sopla el viento, coescrito con su hija Laura Roldán.
En numerosas oportunidades regresó a su provincia natal para acompañar foros por el fomento del libro y la lectura de la Fundación Tempo Giardinelli o encuentros de bibliotecarios, entre otras tantas actividades de difusión de las letras. Al portal local Chaco Espectáculos, Roldán reconoció en febrero pasado que después de muchos años de trabajar con la literatura infantil, entre tantos buenos escritores argentinos, “no hay nada tan rico, tan inteligente, tan profundo y tan sabio como esos cuentos anónimos que dan vueltas por allí”.
En consecuencia bregó por rescatarlos y volverlos a contar porque las historias de origen popular son “la mejor literatura y más inteligente”.“Aspiro a escribir textos donde la cantidad de años que tenga el lector no sea más que un accidente, como el verano o la lluvia o el frío”, dijo el licenciado en Letras Modernas, en una autobiografía.
Referente de la literatura de un país
“Con su muerte se ha ido una de las figuras más entrañables de la literatura infantil argentina. Como sus editores y amigos, lamentamos profundamente esta gran pérdida. Sigue con nosotros su obra y su recuerdo, que nos acompañarán siempre”, agregó la editorial Alfaguara, en un comunicado.
Nacido en Presidencia Roque Sáenz Peña en 1935, el creador de El carnaval de los sapos recibió numerosas distinciones, entre otras, el Premio Konex Mérito Obra Total, el Premio Fondo Nacional de las Artes, el Periquillo y el Segundo Premio Nacional de Literatura Infantil por Todos los juegos el juego.
Autor de un prolífico repertorio -El monte era una fiesta, Cuentos que cuentan los indios, Crimen en el arca, El camino de la hormiga y Las pulgas no andan por las ramas son sólo algunos títulos- también colaboró en revistas infantiles emblemáticas como Billiken y en Humi.
Despedida a un grande
La Sociedad de Escritoras y Escritores de Argentina (SEA) lamentó la muerte del escritor de literatura infantil, Gustavo Roldán, a través de un comunicado difundido hoy en donde resalta que se fue “un grande, grande de verdad y un amigo entrañable”.
“Sentimos muchas penas juntas. Por lo que Gustavo era como persona, como ser humano entrañable, culto, piola, rápido, despierto, amigo. Por lo que Gustavo era como escritor -narrador, poeta-, este chaqueño al cual, recorriendo nuestra Argentina descubrimos que leían, querían, admiraban y tenía fans juveniles en todo el país”, expresa el texto.
“La otra pena es porque Gustavo Roldán fue un militante de la hora cero de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina, integró varias comisiones directivas y fue siempre leal, aportador, solucionador, siempre con la bandera de la SEA en el corazón. Actualmente integraba la Comisión que evaluaba las candidaturas al Reconocimiento a la Actividad Literaria (RAL).
En otro párrafo expresan que “se fue un amigo entrañable de todas y todos los que lo conocieron. Quedará nuestro recuerdo para siempre en la institución, en los bares, en la calle, en la lucha social”. “Querido Gustavo Roldán, tu muerte dejó un gran reguero de dolor. Por tu talento te seguirán leyendo las próximas generaciones, y eso alivia en parte esta profunda pena”, dicen en el comunicado.
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